Si, es cierto. Una vez más hablaremos del impacto que ha tenido el COVID19, considerando el 10% que ha perdido el dólar desde los máximos que logró registrar durante la 2da mitad de marzo/2020 hasta encontrar un aparente soporte durante las últimas semanas en una zona de mínimos que desarrolla desde 2015.
La intensidad que muestra el billete verde durante el presente año no deja indiferente a nadie, comparándolo con lo hecho los años 2016/2017 pre y post elecciones, en las que se enfrentaron Hillary Clinton y el actual presidente Donald Trump. Luego de registrar su máximo anual en torno a los 103 puntos, la serie de incentivos otorgados y ya conocidos provenientes desde la FED, el gobierno, y el resto de entidades mundiales, los diferenciales de tasas, lograron alivianar su condición como divisa de reserva por excelencia. Al mismo tiempo, esto permitió que las monedas más riesgosas acapararan la atención de los inversionistas en la medida que las restricciones de confinamiento se descomprimían y las cifras macro económicas mostrasen una recuperación vigorosa, a pesar de registrar caídas dramáticas en el PIB trimestral dando cuenta de lo dañada que estaba la economía durante la primera mitad del año.
El escenario base de recuperación que proyecto se inclina por una “U” o “W”, ambos con un sentido de desaceleración en el exacerbado optimismo, como ya lo hemos indicado en artículos pasados, que se presenta durante los últimos meses, en un ambiente en el que la inflación jugará un rol fundamental al moderarse sus expectativas junto a un reiterado compromiso de la Reserva Federal de EEUU de mantener su tasa de interés en torno a 0% hasta ostentar una confianza mayor y haber sobre pasado la crisis del coronavirus.
Gráfico semanal – DXY (dollar index)
El contexto nos obliga a proyectar un suave debilitamiento del dólar o como se suele decir, una presión constante sobre la divisa americana en la medida que el mercado y la economía normalice el diario vivir con el covid19, al menos por un tiempo prolongado; lo que sin duda contribuirá en la extensión del ciclo bajista que presenta. No obstante, la debilidad que podríamos proyectar en este escenario base no debe acusar un pesimismo mayor, esto por la proximidad que presentan las elecciones en Estados Unidos, lo que significa un desafío mayor para su economía y un grado especulativo que podría ir en aumento conforme nos vayamos acercando al 3 de noviembre próximo.
Gráfico: Tasas bancos centrales FED – BCE.
Por lo que en vista y considerando los argumentos fundamentales que restan este 2020, en donde el componente comercial y la “volatilidad” que las noticias relacionadas puedan conllevar entre EE.UU. y China las descartamos, ya que el acuerdo y la estrangulación comercial que logró Trump durante los últimos 2 años a su homologo, sería una de sus cartas triunfales durante la campaña electoral.
Nos vemos obligados a proyectar un rango lateral relativamente acotado para el billete frente a la mayoría de sus rivales.
Al analizar el par EURUSD no esperamos avances considerables por sobre 1.19, pero si proyectamos posibles retrocesos y marcar un soporte en 1.15, mientras la LIBRA, GBPUSD, debiese mantenerse por debajo de 1.3450 durante 2020 y 2021. En Asia, el USDJPY parece proyectar un escenario optimista por sobre 104.50.
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